Encuesta sobre la creación de la cocina de colectividades y la posible constitución de una red de cocinas escolares fomentando la alimentación saludable y sostenible.

El proyecto Cocina de Colectividades y Escuela Taller de Restauración con criterios ambientales y sociales se enmarca como una actuación estratégica dentro del PAM 2023–2027 del Ayuntamiento de Barberà del Vallès. Se trata de una propuesta integral cuyo objetivo principal es la transformación de un espacio municipal —actual equipamiento educativo— en un nuevo dispositivo comunitario y público orientado a la alimentación saludable, la formación ocupacional, la inserción sociolaboral y el fomento de la economía social y solidaria.

El equipamiento se estructurará en dos plantas diferenciadas. En la planta baja se ubicará la cocina de colectividades, una infraestructura con capacidad para suministrar comidas a diferentes servicios municipales, especialmente a las guarderías públicas municipales (LLIPM), escuelas del Bosc, escuelas de primaria e institutos que deseen adherirse al proyecto, así como al servicio de comidas a domicilio destinado a personas en situación de vulnerabilidad. Esta cocina funcionará bajo criterios de compra pública responsable, priorizando alimentos de temporada, de proximidad y ecológicos, contribuyendo así a la consolidación de un sistema alimentario local más justo, resiliente y ambientalmente sostenible.

Contará con dos líneas:

1. Una línea caliente para abastecer centros educativos (guarderías públicas municipales, escuelas de educación primaria e institutos, otros colectivos).

2. Una línea fría de comidas para abastecer el programa de servicios sociales de comidas a domicilio para personas en situación de vulnerabilidad.

Esta iniciativa responde a una doble necesidad identificada en el municipio:

• Disponer de una alimentación de proximidad, saludable y sostenible en todos los centros educativos (guarderías públicas municipales, escuelas de educación primaria e institutos).

• Facilitar la homogeneidad en los criterios ambientales, sociales y de salud en el servicio de comedor escolar del municipio.

Se dará respuesta a las necesidades mediante la creación de una cocina de colectividades donde se prepararán los menús escolares y se distribuirán entre las guarderías públicas municipales y los centros educativos del municipio que no dispongan de cocina. Al mismo tiempo, existe la intención de crear una red a la que puedan adherirse los centros educativos que sí disponen de cocina.

En ningún caso se pretende centralizar la elaboración de las comidas de todas las escuelas de educación primaria e institutos. De hecho, aunque la cocina funcione de forma independiente para la elaboración de los menús, la red podría dotar de una estructura común a todo el municipio.

Algunos ejemplos de esta estructura son la propuesta de menús genéricos o fichas de producción, formación continua para el personal de cocina, asesoramiento dietético, y la distribución de parte de los alimentos bajo criterios de compra pública responsable.

El proyecto se basa en el paradigma de la agroecología. Se trata de una corriente de pensamiento y acción que busca dar respuesta, tanto desde la teoría como desde la práctica, a los problemas ecológicos y sociales generados por la modernización e industrialización de la agricultura y la alimentación.

El proyecto propone una compra responsable de productos hortícolas de proximidad, con el objetivo de ofrecer un servicio que sea beneficioso para las personas, para el medio ambiente y para la sociedad en su conjunto.

El municipio dispone de un entorno con un notable potencial agrícola, capaz de contribuir al abastecimiento de la cocina de colectividades con productos hortícolas sostenibles y de proximidad. Esta realidad ofrece, además, la oportunidad de generar espacios de ocio, formación y convivencia a través de actividades con impacto positivo en la ciudadanía, en línea con los criterios sociales del proyecto.

En cuanto a la posible producción agrícola dentro del término municipal, esta puede entenderse como una opción de desarrollo a medio o largo plazo, que requeriría tiempo y planificación. Mientras tanto, se podría valorar la colaboración con fincas del área metropolitana de Barcelona que trabajen con criterios de sostenibilidad similares y que podrían contribuir eventualmente al abastecimiento del servicio. Esto permitiría avanzar hacia una compra pública responsable, priorizando hortalizas de temporada, de proximidad y ecológicas.

Por otro lado, los criterios ambientales también apuntan a una disminución de la contaminación del aire, la regeneración de la tierra, un uso más eficiente de los recursos naturales como el agua, etc.

El proyecto, tanto en la parte de la cocina como en la de la escuela taller, quiere promover una forma de hacer economía que sitúe a las personas y al planeta en el centro. Se apuesta por una actividad económica que distribuya mejor los recursos y mejore el bienestar colectivo, en lugar de buscar únicamente el beneficio económico. Esta visión está estrechamente ligada a los valores de la Economía Social y Solidaria (ESS), que defiende poner la vida, la democracia y la justicia en el corazón de todo lo que hacemos.

Este modelo promueve la generación de empleo estable a lo largo de toda la cadena alimentaria —desde la producción hasta la transformación y la comercialización, donde encontramos a profesionales de cocina, proveedoras, equipos de producción agraria, transporte y limpieza, etc.—, garantizando que el valor añadido de los alimentos permanezca en el territorio. Al eliminar intermediarios y establecer precios justos, se reduce la dependencia de suministros externos y se fortalece la autonomía económica local, fomentando relaciones más equilibradas y sostenibles entre el campo y la ciudad.

Al mismo tiempo, impulsa el comercio de proximidad, revitaliza los mercados locales y abre la puerta a nuevas iniciativas empresariales vinculadas a la alimentación saludable y sostenible, contribuyendo así a un modelo económico más arraigado, resiliente y justo.

Además, a través del proyecto se quiere garantizar el derecho universal a una alimentación saludable, sostenible e inclusiva, independientemente de las posibilidades económicas de cada familia.

Este proyecto parte de la voluntad de transformar el servicio de comedor escolar en un instrumento de política pública, capaz de generar empleo local, reforzar el tejido productivo agroalimentario de proximidad y fomentar hábitos alimentarios saludables y sostenibles entre los niños, niñas y sus familias. Por ello, el modelo de gestión deberá ir más allá de la simple prestación de un servicio y situarse dentro de una estrategia de gobernanza compartida, en la que la administración, la comunidad educativa y el sector agroecológico trabajen conjuntamente.

La gobernanza se convierte en el eje que debe articular la corresponsabilidad entre el Ayuntamiento, la comunidad educativa, el sector productivo local y la ciudadanía. No se trata solo de decidir cómo se gestionará un servicio, sino de construir un espacio de decisión compartida sobre distintos temas que será necesario concretar.

Esta gobernanza debe estar arraigada en mecanismos estables de participación y transparencia, donde tengan voz y capacidad de propuesta los representantes de las escuelas de educación primaria, las asociaciones de familias (AFA), los cocineros y cocineras, los productores de proximidad y los servicios municipales implicados. Su papel no es únicamente consultivo, sino también propositivo y deliberativo —aunque no vinculante— orientado a garantizar la coherencia entre los objetivos políticos del proyecto —soberanía alimentaria, sostenibilidad, justicia social y salud— y su implementación cotidiana.